Domesticar su estrés… ¡sin forzar!

A menudo tenemos la costumbre de decir que el estrés es malo para la salud. La realidad es más complicada. Se nota que el estrés es inevitable, ¡así sería mejor olvidar la idea de quitarlo! De este modo, se puede estudiar la mejor manera de domesticarlo, a fin de evitar las posibles consecuencias patológicas, y al mismo tiempo hacer del estrés un triunfo. Pues, la manera cuya se considera y se gestiona su estrés, ¡es determinante!

I- Un primer paso es el conocimiento de si mismo con sus fuerzas y sus limites. Entonces se puede localizar mejor los factores estresantes. Varían naturalmente y de intensidad de una persona a otra. Por supuesto, lo que hace estresar a una persona A no hará estresar una persona B, y inversamente.

Por tanto, cada persona es única y la naturaleza de su estrés le es propio. Por eso, solo nosotros podemos localizar y domesticar el nuestro estrés. Eso se puede hacer, por supuesto, con la ayuda de un coach o de un terapeuta. Pero solo los métodos que apuntan a una persona para que pueda ella misma domesticar su estrés, le son pertinentes.

II- Aceptar su imperfección: Vivimos todos con el estrés. Las personas quien, sin embargo, sufren más, son las que no se dan el derecho de tener debilidades. Tienen un ideal de perfección teórico – ¡y irrealista!

III- Evaluar lo que verdad tiene valor: Como el tiempo y la energía, las competencias de todo el mundo son limitadas por la naturaleza humana. Es pues esencial de pensar en lo que tiene importancia en su vida (familia, hobby, descanso…) y repercutirlo en sus decisiones de carrera, vida, familia, etc.

Por ejemplo, se puede parecer juicioso osar denegar un acenso que nos pondría en una situación de fracaso y que podría causar cansancio, una pérdida de las referencias familiares, sobre solicitación de nuestros puntos débiles, etc.

IV- Tomar el tiempo de sentir una paz interior: Tenemos todos la necesitad de mantener una paz interior, que hoy, se ha convertido en un privilegio. Sin embargo, es esencial darse el medio. Consagrar tiempo todos los días a lo que tranquiliza – por ejemplo ocuparse de sus niños, hacer deporte, dormir, escuchar música, sino también ocuparse de un animal – son tantas actividades que contribuyen al desarrollo de esa serenidad.

También es posible usar técnicas de respiración, de relajación, de oración…No existe una técnica mejor que otra. Lo importante es encontrar lo que nos conviene y contribuye a la paz interior.

V- No fijar objetivos demasiado ambiciosos para mejorar su bien estar: Algunas personas podrían estar tentadas a aplicar su sentido de rendimientos habitual a sus objetivos de mejoría de su bien estar. Es más interesante, en el aprendizaje del conocimiento de uno mismo, ¡observar los pequeños progresos realizados y alegrarse!

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